Escrituras

Si tú supieras

La verdad es que tengo miedo,

            miedo de no poder vencer

este intenso sentimiento,

            este suspiro que no quiero perder.

No sé cuándo nació el anhelo,

            sólo sé que nunca morirá,

y que si aun muriera yo,

            la adoración siempre durará.

Entre todas las estrellas del universo,

             todos los universos de la creación,

he encontrado la chispa de gozo

            que llena mi corazón.

No puedo explicar el deseo,

            él que emana de mis entrañas,

como el agua viene del manantial,

            te adoro con inmensas ganas.

Por tus ojos contemplo tu alma

            y por ellos tú ves la mía,

fuimos hechos uno para el otro,

            sin duda lo verás, algún día.

De todas las cosas del mundo,

            de todas las creaciones del Señor,

el único que no tiene parecido

             es esto que se llama amor.

 

            Aquí me quedo

Vivo yo en una cárcel de carne.

No hay nadie igual quien pueda darme

Un soplo de aire o un salto de gozo

Porque aquí me quedo, la musa del destrozo.

Soy un castillo, hecho de arena

Pero no conozco esa física pena

Que todo el mundo recibe de sobra;

Yo me quedo con inminente zozobra.

Caen mis paredes con cada ola sucesiva

Aunque no lo siento por no ser viva.

Encuentro una amiga: se llama Soledad,

Y ella es la única que conoce mi verdad.

Aquí me quedo en la encarcelación

Que me lleva, al fin, a la enajenación.

La paz que corre por todas las venas,

No corre por las mías que, de ébano, son morenas.

Y aquí me quedo, del mundo el yerro,

Moro y muero, aquí, en el destierro.