Soy como las nubes que flotan arriba,
sin peso, e intocable.
Soy como las brisas que provienen del mar,
presente, pero invisible.
Vacías son las palabras que me dicen,
falsas las sonrisas.
Huecas son las almas que me enfrentan,
blancas las páginas.
Los ojos que me miran no me ven,
sino pasan a través de mi.
Las palabras se dirigen en mi dirección,
pero no me llegan a mi.
Siento que son sinceras,
que sus palabras son genuinas.
Quiero creer en sus promesas,
que su apoyo llegará en algún momento.
Les miro a los ojos y pienso,
me ven a mi también.
Les cuento mi historia y confío,
me escuchan y recordarán.
Pero miles de miradas he compartido,
y muy pocas perduran.
Miles de veces he compartido mi corazón,
y muy pocos se acuerdan.
Sé que el mundo les llama,
y que sus días deben estar llenos.
Sé que la vida es complicada,
y que hay un montón de cosas que hacer.
Sé que lo que pido puede ser difícil,
pero no pensaba que era tanto.
Sé que lo que quiero puede ser mucho,
pero no sabía que sería para tanto.
Pero después de todos mis intentos,
parece que es así.
Después de todos mis esfuerzos,
realmente es así.
Nunca me creí egoista,
de hecho me creo humilde.
Nunca me tomé por exigente,
de hecho pido súper poco.
Lo que pido en el fondo es simple,
es algo realmente básico.
Lo que busco no debe ser tan raro,
debe ser dado por hecho.
Lo que pido debe ser algo común,
pero no.
No lo es.
Cuando me miran con sus ojos,
sólo pido que me vean…
Cuando me oyen con sus oídos,
sólo pido que me escuchen…
Cuando prometen ayudarme,
sólo pido que cumplan…
Cuando me dicen palabras,
sólo pido que sean sinceras…
Y cuando les cuento mi historia,
sólo pido que la recuerden…
Así soñamos las brisas del mar,
y las nubes del cielo como yo.